¿Comer carne provoca cáncer? Señores, por favor, usemos la cabeza

Que estoy enganchada a todo lo que tenga que ver con la nutrición y la salud es algo que se sabe. Así que mientras Luis – de la tienda La Calabaza – me iba cobrando mis compras, aprovechamos para charlar animadamente de nuevas ideas y recetas culinarias.
De este modo me comentó que se iba a realizar allí mismo un curso de cocina Ayurveda impartido por Elena Álvarez, de Alma Ayurveda, por lo que no dudé ni un minuto en apuntarme.
Y es que eso de la medicina Ayurveda era para mí como el dicho de las campanas: lo había oído, pero no sabía dónde.
De entre las muchas cosas interesantes que nos contaba Elena como introducción a un tema mucho más extenso, me quedé con dos que me llamaron más la atención, aunque hoy me centraré en la primera. Resulta que la OMS reconoce esta disciplina como “un sistema médico científico muy bien organizado, con metas y objetivos claramente definidos para la prevención y el tratamiento de diferentes patologías”.
Nada más hacer el comentario, salió a colación todo el revuelo montado a raíz de la declaración en relación al consumo de carnes rojas y procesadas por la que este organismo parece estar hoy en día en tela de juicio.
Pero es que, si se me permite mi opinión, no nos olvidemos que somos un público amante del escándalo, los 140 caracteres y que no leemos más allá de los titulares.
Entre eso, y unas declaraciones vacías que te dejan peor que como estabas, es lógico que se malinterpreten ciertos hechos.
Entonces, ¿es malo comer carne roja y carne procesada o no?
Esta pregunta que lleva rondando nuestras cabezas y las sobremesas españolas desde el pasado Octubre, no tiene una respuesta sencilla. Y ya que parece que no me puedo librar del tema, intentaré aportar mi granito de arena para que se entienda el por qué de tal afirmación.
Según las definiciones de la OMS, la carne roja es “toda la carne muscular de los mamíferos, incluyendo carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra”.
Por otro lado, la carne procesada:
“Se refiere a la carne que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o carne de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre.
Ejemplos de carnes procesadas incluyen frankfurters (perros calientes/hot dogs/salchichas), jamón, salchichas, carne en conserva (corned beef), y cecina o carne seca, así como carne en lata, y las preparaciones y salsas a base de carne”.
Aquí ya entran en juego matices muy importantes a tener en cuenta. Y es que no es justo meter ambos tipos en el mismo saco ya que según hemos leído, una es la pura definición de “carne”, mientras que la otra prácticamente ha dejado de serlo tras haber pasado una serie de procesos industriales y habérsele añadido un sin fin de subproductos.
Además, la primera está clasificada dentro del grupo 2A la cual, según sus palabras, significa evidencia limitada en la que no se descartan otras posibles explicaciones. La procesada, por el contrario, pertenece al grupo 1 donde hay suficiente evidencia de carcinogenecidad en humanos.
Es decir, que las peras con peras y las manzanas con manzanas, oiga.
“La carne es cancerígena” . Alguien se ha preguntado… ¿por qué?
Que la carne es cancerígena es, quizás, una conclusión demasiado simplista para el denso temario que hay detrás del mensaje de la OMS. Y aunque desde mi punto de vista no hayan sabido darle un enfoque acertado para llegar al público sin ser producto de mofas y exageraciones, sí que hay que tener en cuenta sus evidencias científicas.
Gracias a unas cuantas horas de estudio acumuladas en los codos, he llegado a una conclusión que explicaría el por qué de tal afirmación. En otras palabras: señores de la OMS quédense tranquilos que ya nos devanamos los sesos los ciudadanos de a pie.
Así que aquí va mi resumen:
Para quien no lo sepa, nuestro organismo se encuentra en equilibrio cuando su pH está en torno a 7.39. Este indicador no es más que una medida de la concentración de iones de hidrógeno en una sustancia o solución en una escala de 0 a 14, donde los números altos significan mayor alcalinidad y los más bajos mayor acidez, siendo el 7 considerado como neutro.
Como comentábamos, el pH de nuestra sangre está en torno a 7.39 lo que indica que todo funciona correctamente en medio básico o alcalino y se trata de un factor muy relevante ya que todas las reacciones bioquímicas y la electricidad (energía vital) son controladas por él.
Todo tiene que ver con la acidez
Existen ciertos alimentos y diversos procesos metabólicos que por sus características intrínsecas, tienden a sobrecargarnos de elementos ácidos y fuerzan a nuestro organismo a trabajar en exceso para conseguir el equilibro. Entre ellos se encuentran la carne, los embutidos, el pescado y el marisco como principales acusados. Al otro lado del banquillo se sentarían las hortalizas de hoja verde, verduras, el aguacate, las almendras… para compensar la balanza aportando alcalinidad al asunto.
Las sustancias que son tan ricas en proteínas animales son acidificantes; por un lado porque al metabolizarlas se generan aminoácidos y por otro, porque tras su transformación quedan como residuos subproductos de desecho cuyo carácter también es ácido (por ejemplo, el conocido ácido úrico). A la zaga le siguen los hidratos de carbono simples (azúcares refinados, pan blanco, bollería, cereales, refrescos) y los estimulantes como el café o el té.
Vamos, lo que constituye un 90% de la dieta tipo del siglo XXI.
Las células cancerígenas se reproducen en medio ácido
Citando al doctor Robert Young:
Es importante mantener un pH equilibrado, casi neutro o incluso con cierta inclinación alcalina puesto que se ha demostrado que las enfermedades y los tumores pueden proliferar y fortalecerse en un ambiente ácido, en cambio en uno alcalino, no.
Las células saludables, por tanto, tienen carácter alcalino y mueren en un medio ácido, mientras que las células cancerosas mueren en un ambiente alcalino.
Además de por una dieta alta en azúcares refinados, hidratos de carbono simples y proteínas, el pH también se desequilibra por el agua y el aire contaminados o por la destrucción de nuestra flora intestinal a causa del uso de antibióticos u otros tratamientos médicos, además del propio envejecimiento celular.
Y ya por enlazar con lo anterior, no olvidemos que nos encontramos en una era industrializada y consumista en la cual el principal objetivo de las grandes empresas es sacar de donde no hay, para lo cual dopan a los animales con hormonas y las atiborran a antibióticos. No vayan a cogerse una baja por enfermedad, o algo.
Así que a lo antes mencionado, sumémosle un plus de acidez no solo por las pastis que nosotros nos tomamos tan alegremente de buenas a primeras además de las que aderezan nuestras parrillas sin que seamos realmente conscientes.
La calidad y el origen es fundamental
Por tanto, si en este momento me tuviera que pronunciar y visto lo visto, afirmaría que la carne procesada ligada a una dieta pobre en nutrientes tiene bastantes probabilidades de derivar en un cáncer.
Caso totalmente aparte es la carne roja cuyo origen es conocido (como es el caso de la ganadería ecológica) y en el que los animales son tratados como tal y no explotados para el ánimo de lucro de algunos a quienes les importa un bledo nuestra salud.
Siempre se ha sabido que las proteínas animales consumidas con moderación tienen beneficios para nuestra salud, como que nos aportan 8 aminoácidos esenciales para que nuestro cuerpo funcione correctamente, vitaminas del grupo B, minerales y hierro.
Elena también nos comentaba que en Ayurveda se contempla el consumo moderado de carne como guarnición, siempre y cuando la calidad y el origen sean los adecuados, así que ya que la conclusión es la misma, yo seguiré comiendo un par de veces al mes un filete de Xata Roxa y una tapita de jamón ibérico cuando la ocasión lo merezca.
[…] de ayudar a nuestro organismo a mantener un correcto pH en sangre. Si os acordáis, en el post “¿Comer carne provoca cáncer?” explicaba cómo la dieta actual está repleta de alimentos ácidos y cómo poder mantener unos […]