Zumos verdes, ¿por qué están de moda? Es cuestión de salud

Cada vez están más de moda los zumos verdes y la verdad es que motivos no le faltan. Yo hace dos años que los incluí en mi rutina diaria y puedo decir que tanto a los que me preguntan como a los que no, les relato las bondades de este cóctel verde de salud y energía.
A estas alturas todos sabemos que para llevar una dieta equilibrada, debemos consumir como mínimo 5 raciones de fruta y verdura al día. Pero cuando uno se lo plantea, se imagina un futuro pastando cual vaca lechera.
Pero no es así: la comida sana y una dieta equilibrada no tienen por qué ser aburridas ni implican estar famélico en todo momento. Simplemente hay que cambiar el chip e ir cambiando ciertos hábitos y para ello, te propongo empezar por adoptar una de las formas, para mí, más sencillas y deliciosas: los zumos verdes.
Zumos verdes
Desde mi punto de vista, los zumos verdes son la forma más cómoda y versátil de introducir una mayor cantidad de verduras en nuestra dieta y la opción más atractiva si éste es nuestro principal propósito.
Por norma general, nos resulta mucho más fácil consumir piezas enteras de fruta: a media mañana o a media tarde, en el trabajo o incluso por la calle siempre podemos echar mano de una rica manzana, un puñado de fresas, un par de mandarinas, una pera… pero pocas veces te va a apetecer rumiar un puñado de espinacas o un tallo de apio, ¿verdad?
De ahí que una de las formas más fáciles de incorporar el verde a tu vida -sobre todo si hasta ahora no habías sido muy fan- es transformar las verduras en zumo y beneficiarte así de un buen vaso de vitaminas, minerales y enzimas.
Las verduras de hoja verde están consideradas como uno de los alimentos con mayor densidad nutricional existente por poder aportar ellas solas la cantidad recomendada de micronutrientes diaria. Además, depuran nuestro organismo, oxigenan la sangre, ayudan a reequilibrar el pH, regulan el tránsito intestinal, fortalecen el sistema inmunitario y retrasan el envejecimiento.
Pero además, elegir el formato “zumo” nos permite jugar con muchas más combinaciones de verduras que los batidos -también de moda- sin importarnos, por ejemplo, la dureza de las mismas (remolachas, zanahorias, espárragos, brócoli…).
Para realizar estas bebidas se pueden utilizar desde las licuadoras más sencillas que todos conocemos (y que te recomiendo para empezar hasta que cojas el hábito y así no hagas un gran desembolso económico) hasta las más novedosas Cold Press Juicer o licuadoras de presión en frío, que han revolucionado la manera de exprimir.
Éstas, también conocidas como masticadoras, han dejado a las madres sin el argumento de “bebe, que se van las vitaminas” ya que a diferencia de las centrifugadoras convencionales, no se basan en cuchillas girando a gran velocidad, sino que disponen de un eje en forma de tornillo que presiona lentamente los vegetales contra un filtro haciendo que la temperatura no supera los 48ºC -por lo que las encimas no se desnaturalizan- y donde las altas velocidades no oxigenan el producto y por consiguiente, las vitaminas no se oxidan.
Pero con los zumos verdes… no consumimos fibra, ¿verdad? Pues sí, es cierto, en este proceso la conocida fibra insoluble se desecha, pero recordemos que es precisamente lo que buscamos. Lo que hacemos al preparar un zumo verde es romper de manera mecánica la fibra de los vegetales y las frutas, del mismo modo que haríamos con una buena masticación, y liberar así los micronutrientes que están retenidos tras esa membrana fibrosa haciendo que nuestro organismo pueda asimilarlos de manera más sencilla y ahorremos un montón de energía digestiva.
Además, ¡no te preocupes! La fibra la incorporaremos fundamentalmente a través de una dieta variada y equilibrada rica en cereales integrales (pan, pasta, arroz integral) y el resto de frutas enteras y verduras que ingiramos a lo largo del día, porque ojo, no olvidemos que los zumos verdes son un complemento, no un sustituto.
¿Quieres saber más? Libros que te recomiendo
Si te decantas por los zumos verdes, hay dos libros que no deberías perderte.
Zumos Verdes, de Carla Zaplana (@CarlaZaplana) , es un libro esencial desde mi punto de vista si te animas a empezar con esto de los zumos.
Corto, ameno y conciso, no sólo explica en detalle pero sin extenderse demasiado los beneficios que tiene tomar un vaso de zumo verde diario, sino que también explica las propiedades de sus ingredientes principales.
También encontrarás un montón de recetas deliciosas (tantas como 30) que te harán la vida más fácil sobre todo al principio y que siguen una estructura de ingredientes muy básica pero con sentido que hará que no tengas la nevera hecha un lío.
La Biblia de los Zumos para la Salud, de Pat Crocker, pasa ya a un nivel experto en lo que a zumos y salud se refiere. Dispone de un amplio glosario de trastornos en el que incluye, en cada uno de ellos, una breve descripción de la afección, alimentos beneficiosos, a evitar y suprimir así como varias recetas saludables asociadas.
Además nos presenta tres apartados diferenciados en Frutas, Verduras y Plantas Medicinales en los que explica el origen, propiedades y beneficios para la salud de un amplio abanico de las arriba mencionadas.
Ambos son, sin lugar a duda, los puntos fuertes de este libro que marcan la diferencia.
Como no, también encontramos un recetario de zumos, smoothies y tisanas, aunque en mi opinión en este caso los zumos llevan demasiados ingredientes o algunos que no son fáciles de encontrar.
Por ésto es por lo que este libro lo considero para un nivel más avanzado: una vez estás dentro del mundillo Juicer, es muy útil para ayudarte a innovar y hacer tus propias recetas en función de lo que busques y lo que te pida el cuerpo en cada momento.
Tu salud te lo agradecerá
Y es que el que se hayan puesto tan de moda los zumos verdes no es ni más ni menos que una cuestión de salud: hoy en día el estrés, el estilo de vida y unas dietas cada vez más desnaturalizadas, hacen que nuestro organismo tenga un déficit importantísimo de los principales nutrientes que necesita para su correcto funcionamiento.
Cada día se consume más azúcar, bollería, refrescos, alimentos procesados y menos frutas, verduras, cereales integrales y productos frescos y naturales.
Hacer un cambio de 180º no es fácil, pero imagina que con un gesto tan sencillo como tomarte un zumo verde diario pudieras empezar a suplir esas necesidades y poner rumbo a una nueva forma de nutrición, más sana y más consciente.
Dale un respiro a tu cuerpo, mímalo y verás lo agradecido que es.
Pásate al lado verde 😉